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Alí Allié,
cineasta, Estados Unidos

Traducido por Margie Díaz Mesén, Costa Rica.

Extractos de la entrevista con Sonja van Kerkoff, publicada en el año 2001.

Comencé a hacer películas cuando tenía doce años. Mi mejor amigo tenía una cámara de 8 mm con la que empezamos a experimentar con cine de animación en stop motion usando arcilla y juguetes. Filmamos todo tipo de cosas y aprendimos el arte de la paciencia. Más tarde en la secundaria, cuando las videocámaras aparecieron en al mercado, comencé a utilizar videos.

La escuela tenía en el campus una estación de televisión pública vía cable, y ofreció una clase de producción de videos de dos horas diarias. Fue ese tipo de libertad el que nos inspiró y me dio el impulso para aprovechar las oportunidades al máximo. Comencé en una estación pública, dirigiendo programas de entrevistas grabados en vivo con múltiples cámaras, y de media hora de duración.

Alí Allié, 2000.

Aunque estos proyectos no se prestaban para la creatividad, significaron una valiosa experiencia que me ayudó a decidir lo que deseaba hacer con mi carrera.
El proceso que internamente se realiza en nosotros cuando tenemos que tomar algunas veces un curso de acción opuesto, para poder llegar a donde se cree querer llegar, es un gran desafío. La única manera de lograr esto es por medio de la confianza en que la espontaneidad se pueda dirigir en todas direcciones (al mismo tiempo) y que así debería ser, y no preocuparse de que el trabajo sea bueno. Al desplazarse (simultáneamente) en todas las direcciones posibles, al final, con toda seguridad, se descubre algo que no se había planeado y cuyo propósito no surge del trabajo que se está "obligado a hacer" , sino del trabajo placentero. Es entonces cuando se sabe que se ha logrado el objetivo; y no tiene que ser algo complicado.

Una obra de dos minutos de duración puede ejercer un gran efecto. Por ejemplo, uno de mis trabajos, un filme de un minuto llamado Oración (Prayers) trata sobre una mujer mejicana que está orando. Este filme se hizo en un sólo tramo de 30 metros de rollo de película de 16 mm (unos tres minutos de película) como ejercicio para averiguar lo que era capaz de hacer sabiendo que estaba limitado a eso. La secuencia se proyectó en una Conferencia Bahá'í en Phoenix, Estados Unidos. El trabajar en una pequeña obra con gran significado da mucha satisfacción. Creo que es mejor pensar en el filme como pequeñas secuencias. Algunas veces, cuando se deja de pensar en él como una serie de escenas, se llega a convertir en una especie de monstruo al que se trata de arrastrar por la cola, en vez de verse como una serie de pequeños filmes con un hilo que los conecta.

Toma de El Espíritu de mi Mamá
(Spirit of my Mother), un filme en español subtitulado en inglés.

Una de las razones por las que produje El espíritu de mi mamá (mi filme más reciente) fue para escuchar con mayor reverencia mi voz interior creativa. Estoy convencido de que el grado con que se valoren las sugerencias inconscientes de nuestra mente creativa será el mismo con el que el subconsciente continuará ofreciendo su apoyo.
No creo que el arte deba necesariamente imitar la vida. Creo que es mucho más importante poner algo en un filme que hacer algo en la vida; para mí tiene un significado mayor, y el mero proceso de hacer cine es testigo de ello. El que se tenga que filmar la misma escena diez veces es prueba de que se está dispuesto a invertir una gran cantidad de momentos verdaderos y llenos de vida, para capturar una fracción de ellos en un segmento de filme.

Trato de recordar el concepto de ironía dramática: cuando los personajes actúan en una tragedia que se convierte en comedia, o en una comedia cuyo resultado es trágico. Tuve una experiencia similar cuando hice el vídeo Desperate [Desesperado], acerca de un joven (yo mismo) desesperado por el amor y quien deambulaba tratando de encontrar una novia. Yo mismo actué en la película y utilicé un guión basado en mi diario. Estaba totalmente seguro de que todos mis sentimientos eran plasmados en el guión. Al presentar el filme a un numeroso público les resultó muy divertido. Me felicitaron y dijeron que fue una de las cosas más graciosas que habían visto. Muy cohibido di las "gracias". En este sentido, quizás era verdadera comedia porque no había sido concebido de esta forma. El resultado fue sorprendente y a la vez penoso, aunque de todas maneras logró el nivel de algo verdadero.

La clave está en romper con el período de adolescencia y hacer cosas para algo o alguien aparte de uno mismo. Salir y filmar, para luego regresar y mirarlo en escena, produce gran deleite. Uno se siente sobrecogido por ello, porque recién ha creado esta cosa viva. Por tal razón es fácil quedar atrapado en uno mismo, pensando que se ha creado el objeto de la imagen filmada, en vez de pensar que sólo se ha capturado la imagen. Muchas veces, para quienes se sienten frustrados, o con la necesidad de mostrar su neurosis como auto terapia, esta imagen filmada se convierte en la base para sentimientos de catarsis y se manifiesta en una gran variedad de formas, incluyendo innecesarios comportamientos estrambóticos de personajes de la pantalla, sin propósito alguno, excepto el de atormentar. Lamentablemente, el público se ve forzado a aceptar estos personajes y se acostumbra a consumir este producto, como si la proyección de disfunciones fuera lo que "supuestamente" uno debe hacer con el arte.

La producción de cine como industria del entretenimiento es una actividad muy competitiva. Aún como realizadores independientes de cine hay una parte de nosotros que no solo aspira a ser reconocida, sino a recibir un presupuesto sustancioso y ser elogiada por lo que hemos logrado. Martn Luther King da un sermón muy interesante sobre este tema llamado The Drum Major Instinct, en el que sugiere que el anhelo humano por el elogio y la atención es un impulso mayor que el instinto sexual, y que el uso erróneo de este instinto es la causa del racismo (el hundir a otros para que uno mismo pueda sobresalir). El racismo es más un síntoma de la necesidad de superioridad que una diferencia en cuanto al color de la piel. La primera vez que oí este sermón recuerdo haber pensado que siempre me creí especial e importante (que iba a hacer algo grande en la vida). Toma de El Espíritu de mi Mamá
(Spirit of my Mother), un filme en español subtitulado en inglés.

Este discurso cambió mi forma de pensar al darme cuenta de que el concepto ideal de los artistas como personas provenientes de todas las profesiones y condiciones sociales y que crean arte, está más lejano de lo que pensamos porque los medios para producir filmes no están a disposición de todos.

SvK: Cuando alguien menciona la responsabilidad del artista bahá'í, me produce escalofríos. No es que tenga nada contra la responsabilidad, sino que a menudo esta es otra forma de decir: "tu arte debe justificarse o de lo contrario es decadente". Me sentí muy feliz cuando hace unos cinco años me encontré con una cita de 'Abdul-Bahá en la que elogia las "bellas artes" y expresa que el arte por sí mismo es aceptable ante Dios. Sé que las artes tienen muchas dimensiones y son multifuncionales. A la vez que un filme entretiene puede también educar; sin embargo, me tranquilizó el hecho de encontrar en los escritos una cita que afirmara que el arte por sí mismo es algo bueno, es decir, que no necesita ser justificado por la palabra 'responsabilidad'. Este asunto es muy importante; ya que de otra manera estaríamos destrozando nuestra creatividad al reducirla a los límites de lo que en nuestro contexto cultural signifique la palabra ´responsabilidad´.

Todos tenemos la responsabilidad de continuar siendo artistas, con todas las paradojas, ironías y sincronismos que nos hace ser lo que somos y redefinirnos constantemente como nosotros mismos. Ser artista muchas veces es como tratar de no estar en ninguna parte y al mismo tiempo en todo lugar. A menudo solamente podemos crear algo grandioso cuando no estamos conscientes de ello. Casi todos mis trabajos están influidos por mi participación en la comunidad bahá'í, pero sobre todo por las enseñanzas bahá'ís, que son lo único acerca de lo que es digno hacer un filme. Es posible que hagas cosas para obtener experiencia y destrezas, pero debes darte cuenta de que cualquier trabajo que realices durará por más tiempo que tú mismo. Cuando creas un filme, estás dando vida a algo que va a subsistir por más tiempo que la existencia de una persona, por lo tanto sería mejor que estuviera basado en lo espiritual, en algo digno. Y si logras crear algo profundo, lo podrán disfrutar personas y almas de diferentes tipos y de distintos planos. No creo que la única audiencia a quien está dirigido tu trabajo sea gente de este mundo. Creo que hay almas del mundo más allá que deberías considerar como parte de tu público.

SvK: Es hermoso pensar que las almas de otros mundos perciben el arte que uno realiza, pero no estoy de acuerdo con tu punto de vista de que el único arte digno de ser creado debe estar basado en las enseñanzas bahá'ís; a menos que por 'enseñanzas bahá'ís' te refieras a algo más universal de lo que el término significa para la mayoría de los bahá'ís cuando lo utilizan. Me refiero por ejemplo al caso de la película Filadelfia, protagonizada por Tom Hanks. Es una película acerca de un abogado homosexual que está muriendo de sida y trata sobre la tolerancia hacia la diferencia y los pequeños pasos que se toman para superar el prejuicio. Mi propuesta es que este filme es tan bahá'í como cualquiera hecho por un bahá'í, pues cuenta una historia sobre lo más temido en este momento, la homosexualidad y el sida, y quizás ayudará a que quienes se creen tolerantes mediten sobre los prejuicios y busquen formas de resolverlos. Imagino que las almas del otro mundo estarán contentas con esta película.

Mi trabajo más reciente, una película realizada en español y titulada El espíritu de mi mamá, toca los temas de la vida eterna del alma y la idea de que sólo estamos de paso sobre esta tierra. Una de las líneas del guión dice:
"No pertenecemos a este sitio... sólo estamos de paso en este mundo".
Además, la película toca el tema sobre perdonar a nuestros padres. No tenemos muchos filmes en los que se honren a nuestros padres, particularmente en lo que concierne al perdón de los hijos hacia ellos.

Toma de El Espíritu de mi Mamá
(Spirit of my Mother), un filme en español subtitulado en inglés.

El argumento trata de Sonia, una joven garífuna, que tiene una vida atribulada como empleada doméstica en Los Ángeles y es acosada por el recuerdo angustiante de su relación con un soldado estadounidense. Sus esfuerzos por evadir estas circunstancias actuales y los traumas pasados son totalmente inútiles, hasta que sueña con su difunta madre quien le hace una petición sagrada. Sonia descubre que para cumplir con esta petición debe viajar de regreso a la costa norte de Honduras y a la vez abandonar su viejo yo.

Los ancianos de su tierra le enseñan lo que debe hacer para honrar a su madre y permitirle que descanse en paz; pero al final logra mucho más, ya que, motivada por el ritual garífuna, descubre sus raíces culturales y su propia identidad como madre.

Los garífunas descienden de pueblos del África Occidental y de los indígenas arahuacos y del Caribe. Fueron exiliados de la isla San Vicente, su patria, en 1797 y terminaron por establecerse a lo largo de la Costa Atlántica de Belice, Honduras y Nicaragua. Su lengua, tradición y cultura de raíces africanas, han permanecido casi intactas. Este filme no es un documental, ni es una historia sobre alguien en particular. Aunque trata sobre un pequeño grupo cultural, sus temas son universales. Al realizar el filme, mi interés era contrastar la percepción de la vida entre el reino material de los Estados Unidos y un mundo natural y espiritualmente tangible localizado en Honduras.
El filme empieza de manera impresionante en los Estados Unidos, donde gente ajena a la cultura garífuna debe 'actuar' para adaptarse. Sin embargo, el estilo dramático de la primera parte pasa a un segundo plano a medida que la vida se hace más real para la protagonista durante su viaje de regreso a Honduras. Así, el filme comienza a desarrollar una fase de observación donde el personaje tiene una experiencia participativa en los rituales garífunas, aunque al final retorna a una caracterización reflexiva y dramática.

Al principio, mi esposa Johana, quien es garífuna, y yo, planeamos este proyecto como una película corta, pero más tarde tuve un sueño que modificaría la dirección del filme llevándolo hacia otras esferas. Soñé que la protagonista estaba sentada en la playa conversando con su madre que había salido de entre las olas. Decidí tratar de incorporar esta idea a la película y fue entonces cuando comencé a descubrir una faceta espiritual de la historia que no había percibido al comienzo. Además, para mi sorpresa, descubrí la posición central que el océano, la maternidad y los sueños ocupan en la cultura garífuna. Me di cuenta de que debía tratar de proseguir con la idea de incluir el sueño en la película; y aunque éste en realidad no aparece en el filme, en eso precisamente consiste el proceso creativo, en permitir que una situación lleve a otra.

Al crear una película que trata distintos aspectos de otra cultura, en teoría, antes de comenzar, a uno le gustaría dedicar tiempo a la investigación; sin embargo, decidí abordar este proyecto de manera distinta. Si se tiene una actitud abierta, existe la posibilidad de cierta claridad de visión aunque no haya suficiente conocimiento. A menudo recibimos tanta educación que creemos saberlo todo; pero estoy convencido de que es más importante la pureza de motivo y de pensamiento, que el conocimiento mismo. Así, para este proyecto me preocupé por explorar lo que significa el desconocer sobre un tema. La protagonista refleja la manera en que la película se desarrolla. El filme explora una cultura, al mismo tiempo que lo hace la protagonista. No se propone ni llevarlo a uno desde un punto hacia otro, ni tampoco instruirlo acerca de determinado aspecto. Es un trabajo empírico que presenta a un ser humano con todas sus interrogantes. La película divaga y para cuando ha llegado al final se ha producido una satisfacción espiritual. Hay menos de película y más de experiencia religiosa, y para quien la ve con expectativas de entretenimiento puede resultar decepcionante.

No obstante, si se aborda como una experiencia puede ser muy provechosa ya que en ella se invita al público a participar del ritual que se presenta en el clímax de la obra. Este fue uno de los principales conceptos con los que estuve experimentando: el hecho de que se pueda crear un filme "religioso" que no se vea agobiado por el peso de la denominación religiosa ni se reduzca a la trivialidad.

En cuanto a las críticas, El espíritu de mi mamá las recibió de todo tipo. La mayoría de los críticos dijeron que era confusa aunque valiosa en el contexto cultural. Para mí, es una de esas obras dirigidas a aquellos "con ojos para ver y oídos para escuchar". Recibí una retroalimentación amplia y positiva de las comunidades garífunas de Nueva York y Los Ángeles. Además, algunos garífunas se han visto alentados a iniciar sus propios proyectos. Creo que el producir esta película me ha ayudado a darme cuenta de la importancia de conocer las propias raíces, aun si uno no se siente especialmente orgulloso de ellas. Eso le ayuda a uno a comprenderse a sí mismo, aunque es posible que no querer admitir su importancia.

Durante una filmación, siempre trabajo con un pequeño equipo de una a tres personas, pues es mejor tener poca gente alrededor si los temas que se tratan en la película son delicados y las personas no tienen experiencia previa en la actuación. Cuando filmas y tratas de capturar las imágenes, en realidad sólo estás mirando lo que se ve a través del lente y lo único que permanece grabado para toda la eternidad es lo que queda dentro de ese diminuto rectángulo. No importa si se requieren cincuenta personas o dos para lograr la escena, lo importante es poner en funcionamiento las cámaras y filmar tantas veces como se pueda en esta vida, y saber hacia dónde vamos a medida que somos moldeados por las circunstancias que se nos presentan, cualquiera que éstas sean.


Pasajes de Arts Dialogue, junio 2001, páginas 10-16


Para ponerte en contacto con Alí Allié escribe a: Los Gatos Productions www.flamefilms.com


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